Un cuerpo yace frío y tieso en un obscuro rincón de la nada, hay un río de sangre que emana de el y se pierde en las frías aguas de la historia que todos olvidan y nadie cuenta; sangre de todos colores y todas culturas;sangre que huele a violencia e imposición, a muerte, a esclavitud; sangre que derramaron todos aquellos que murieron y mataron en su nombre, de aquellos que se atrevieron a cuestionarlo y a dudar de él, es de aquellos que sintieron la necesidad de prescindir de él, de prescindir de un tirano, de un psicópata, de una enfermedad cuya cura es la razón y la duda; la duda al dogma y a la fé, la razón a lo comprobable y a lo tangible.
- ¿Quien fue el culpable?.
- ¡ Esta bien¡ ¡Confieso! Fui yo; lo ahogue en las aguas del pensamiento, pero no estuve solo, claro que no, Epicuro y Marx le ataron las manos, Darwin le cubrió los ojos con una venda, Voltaire lo golpeo hasta la inconsciencia, Nietzsche le escupió en la cara. Después ya no vi más; una luz me cegaba, era cálida pero fuerte, me atrapo y ya nunca pude salir, era un mundo nuevo, podía respirar si sentirme culpable, podía ser lo que en realidad soy, un ser humano con defectos y virtudes, se acabo ya no soy un esclavo de la ignorancia.
- Veredicto.
- Culpable.
- Se le sentencia a vivir libre y en paz, por los años que le queden de vida.
- Se levanta la sesión
viernes, 1 de enero de 2010
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